Ukiyo-e significa "pinturas del mundo flotante", y hace referencia a la estampa japonesa. Es un género de grabados realizados mediante xilografía, es decir, planchas de madera, producidos en Japón entre los siglos XVII y XX. Suelen reflejar paisajes y lugares de ocio. Cuando surgió este arte, Tokio se llamaba Edo, y era un mundo aparte de todo Japón. La religión budista y el carácter espiritual típicos de las culturas orientales tenían aquí un significado aún más profundo, y esto se reflejaba en el arte del Ukiyo-e.
Esta forma de arte alcanzó su mayor grado de popularidad durante la segunda mitad del siglo XVII, destacando Moronobu y Hokusai. En un principio, solo se utilizaba tinta india, y luego algunos impresos eran coloreados de forma manual con pinceles..
El Ukiyo-e era accesible dado que podía ser producido de forma masiva. Eran en su mayoría adquiridos por habitantes que por lo general no tenían el dinero suficiente como para comprar una pintura original. Cortesanas hermosas, robustos luchadores de sumo y actores populares eran representados realizando actividades atractivas, pero destacaban sobre todo los paisajes.
Nosotros vamos a centrarnos en Hokusai. Nació en 1760, y produjo una obra inmensa, de las que destaca La gran ola de Kanagawa. Sus grabados fueron tan famosos que pintores como Monet, Van Gogh, Degas o Toulouse-Lautrec los coleccionaban en París. La gran ola de Kanagawa es una estampa maravillosa, que reúne todas las características del ukiyo-e. Hecha en 1830, es una de las xilografías más famosas del mundo, y de ella se produjeron miles de copias, todas ellas en manos de coleccionistas en la actualidad.
A diferencia de la pintura occidental, en este tipo de imágenes el dibujo tiene un papel protagonista. Líneas gruesas y precisas definen formas contundentes y expresivas, alejadas de una representación realista. Los colores se aplican casi siempre en planos para hacer las sombras y los degradados. La naturaleza tiene un papel protagonista, y en imágenes como la que tomamos de referencia, es en ella donde se centra toda la emoción mientras que los personajes son arquetipos repetidos de forma mecánica y sin presencia expresiva.
Nosotros hemos inventado un mundo flotante, un paisaje que igual que el agua está vivo, es movedizo y cambiante. La línea tiene un papel principal, y hemos huido de los degradados y la pintura empastada. los colores son planos y están bien definidos unos de otros.
¡Sin duda una forma nueva de abordar nuestro papel!
Clara, 4 años
Pablo, 4 años
Fernando, 5 años
Inés, 5 años
Nieves, 5 años
Pablo, 7 años
Rodrigo, 7 años
Lucía, 7 años
Rodrigo, 7 años
Ignacio, 8 años
Marta, 9 años
Alejandra, 10 años
Hugo, 10 años
Lisa, 10 años
Sandra, 11 años
Javier, 13 años
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