Primero abordamos la idea del fondo. Normalmente es algo que tendemos a dejar hacia el final, algo residual, un relleno, cuando muchas veces puede llegar a ser una parte fundamental del cuadro.
Intentamos pintar de atrás hacia delante, con una mayor consciencia de las tres dimensiones en nuestro cuadro y de las capas de la pintura. El fondo está detrás, es lo primero.
Por otro lado, lo abordamos de forma tenue, como una primera mancha que nos rellene el cuadro para a partir de ahí empezar a componer. No tiene por qué llegar intacto hasta el final, pero es una base que unifica y cohesiona la imagen con un primer tono común. Ya en el fondo decidimos si una parte será más oscura que otra. Aprendemos a hacer degradados, nos atrevemos a trabajar con las brochas, manejamos la pintura aguada.
Después, sobre la pintura investigamos el resultado de ceras o pasteles. Esta vez no hace falta referencia del natural, sólo para quien la elija.
Ana, 5 años
Belén, 5 años
Álvaro, 6años
Clara, 10 años
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