Las impresiones o sensaciones que nos pueda transmitir una imagen vienen en gran parte dadas ya no por el qué, si no por el cómo. Es decir, más allá del motivo de nuestro cuadro, es fundamental el cómo lo pintamos. Empecemos por las sensaciones de los colores.
Hablamos de sensaciones subjetivas. La más básica es la sensación de "temperatura" del color (nada que ver con la temperatura física, contraria de hecho). Los colores cálidos abarcan desde el magenta al amarillo, y los fríos básicamente los azules.
De nuevo, nada es absoluto. Verdes o morados pueden ser cálidos o fríos, incluso el amarillo puede ser más o menos frío. De nuevo es una cuestión de comparación y por eso recurrimos una vez más al natural.
Aunque en este caso, no tenían que preocuparse demasiado del dibujo, sólo de la sensación de color. Poco a poco asociaremos lo cálido a unas emociones y lo frío a otras y nos daremos cuenta de que el uso del color marca la diferencia al aplicarlo de distinta forma al mismo motivo
Gabriela, 5 años
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