Seguimos con nuestras prácticas de entonación.
En este caso utilizamos el carbón y la sanguina, dos técnicas clásicas para el dibujo monocromo, que aún con materiales muy diferentes, se trabajan de forma similar e incluso pueden combinarse.
El carboncillo, como su propio nombre indica, es carbón. Son ramitas quemadas.
La sanguina sin embargo viene de un mineral, llamado hematites, y se presenta normalmente en forma de barrita.
Ambos son muy similares al pastel, aunque como veis el origen es bien diferente. El carboncillo es más blando y es más fácil para difuminar. La sanguina es bastante más dura y, aunque admite el difuminado, en muchas ocasiones se trabaja mediante entramado de líneas.
Nosotros de nuevo hemos experimentado. Hemos probado hacer trazos, difuminado, extendido... Un poco de todo, y fijándonos, eso sí, en el claroscuro.
Sofía, 9 años
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