Goya fue un trabajador nato, que consiguió sus objetivos como pintor, que hizo una brillante carrera pero al que le tocó vivir en una de las épocas más ajetradas de la historia contemporánea. Una revolución, una guerra, un cambio de sistema de gobierno, (y de pensamient)o, un monarca y protector que abandona el país... Goya cayó de lo más alto, y sus misteriosa enfermedad sólo contribuyó a acrecentar su aislamiento.
No me gusta que se emplee la palabra loco para alguein que tenía serios motivos para mantenerse al margen de la sociedad en la que había estado plenamente integrado. Como afrancesado estaba en el punto de mira, y muchos de sus grandes amigos y protectores marcharon al exilio, por no hablar de la sordera para la que en el siglo XIX, la tecnología estaba aún en pañales.
Estas famosas pinturas Goya las hizo en las paredes de su casa, nadie se las había encargado, y por tanto no tenía que responder a ninguna exigencia. Pintó con libertad absoluta, como un desahogo, una manera de explotar y contar lo que sentía. Hay quien define al Arte como forma de comunicación. Es uno de los momentos en que se ve realmente claro. Goya, quién sabe hasta qué punto conscientemente, fue un innovador, un transgresor, y estas pinturas le han situado como uno de los pintores más influyentes de la Historia del Arte, casi como un punto de inflexión. Estas pinturas que nadie quiso en subasta y que por ello acabaron en el Prado y no en cualquier colección particular...
Vamos a trabajar como Goya, con esa paleta limitada de grises y ocres, teniendo muy en cuenta el contraste, con pinceladas sueltas y poco precisas, pero que contribuyan a esa sensación de violencia y desamparo que hay en sus cuadros. Brujas y brujos, animales, personajes solitarios, todo eso cabe en nuestros cuadros, creo que la referencia está clara...
¿No?
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