En
esta ocasión vamos atrabajar sobre un artista que nos abandonó
hace muy poquito tiempo y que es un gran representante de la
abstracción y el informalismo en España. Antoni Tàpies nació
en Cataluña. Se interesó por la abstracción y por el arte
Povera, aquel que partía de la pobreza de materiales, de que el
arte podía construirse de cualquier tipo de objeto, de que su
nobleza no dependía de la calidad de la materia prima, sino del uso
de ésta. Así es como en sus obras empezaron a aparecer materiales
como la paja, el cartón, la arpillera (frente al lienzo de algodon
o lino), o incluso materiales más propios de la escultura como la
arena, la madera o la resina, para formar unas obras a medio camino
entre pintura y escultura, unos cuadros con relieve.
Famoso también
por el uso de símbolos como su famosa cruz, le interesaba la
construcción de su significado y el uso del cuadro como muro, como
lugar en el que marcar una impronta. Vemos en muchos de sus cuadros
manos que nos recuerdan a las primitivas pinturas rupestres, o letras
que nos remiten al grafiti, a la necesidad de dejar huella de nuestra
presencia. La pintura como impulso primitivo.
Bien,
nosotros vamos a intentar hacer un cuadro en relieve, en el que
podamos añadir y quitar cosas, y para ello vamos a partir en primer
lugar de cambiar nuestro soporte habitual, el papel, por una lámina
de cartón, que vamos a poder agujerear, pintar, llenar de arena, y
en la que está permitido pegar toda clase de cobjetos como los que
utilizaba tapies, madera, arpillera, cuerda, etc...y además de todo
eso, la sobriedad de colores típica de sus cuadros, colores
terrosos, y blanco y negro practicamente.
¡Creo que nuestra intención es completamente reconocible!
Dani, 4 años
Rafa, 7 años
Julia, 7 años
Inés, 7 años
Iria, 9 años
Ana, 10 años
Alberto, 12 años
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