miércoles, 23 de enero de 2013

Una ciudad con botellas: Dalí y el surrealismo

 Dalí es un pintor fácil. Todo el mundo reacciona antes sus pinturas con exclamaciones de admiración ante la asombrosa capacidad de este pintor de combinar un realismo riguroso con las fantasías más descabelladas. Por su capacidad en definitiva de conjugar las formas, de crear dobles imágenes. El surrealismo es mucho más que Dalí, pero quizá su pintura haya ayudado más que ninguna otra a que el gran público entienda los postulados de un grupo de artistas surgido al calor del París vanguardista y cuyas aportaciones están lejos de dejar de influir decisivamente en la evolución del arte contemporáneo.

Nuestro objetivo es generar imágenes dobles. El ejercicio que supone entender el parecido entre dos objetos aparentemente distantes conlleva el entendimiento de las siluetas de un vistazo, es un importante ejercicio de abstracción en unas cabecitas que acostumbran a hacerlo de forma espontánea.

En este caso pusimos una premisa, construir una ciudad con objetos del taller. De esta forma las botellas se convierten en altos edificios con chimenea, los pinceles en altas palmeras, jarrones que se transforman en orondas señoras o tarros que son colegios u hospitales.

De paso ampliamos el horizonte de la mesa, nuestras ciudades ocupan amplios parajes, como aquellos paisajes de lejano horizonte de Dalí. Con los más peques intentamos entender de forma básica algunos fundamentos de la representación en perspectiva, y lo que es más importante, entienden que entre el suelo y el cielo no hay nada, que estos se juntan en una línea llamada horizonte...




Nieves, 4 años


Pablo, 5 años


Álvaro, 7 años


Pablo, 7 años


Lucía, 7 años


Ignacio, 8 años


Natalia, 8 años


Marta, 9 años


Alejandra, 10 años



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