Por un lado saber crear tramas, ser capaces de entonar mediante una técnica que es más laboriosa de lo que normalmente trabajamos, y por otro ser creativos, jugar con las líneas, cortas o largas, rectas o curvas, apenas puntos...
Como ejemplo del primer objetivo ponemos a Morandi, pintor metódico por excelencia, que valoraba el dibujo y la pintura en sí mismos, más allá de motivos que para él eran simples excusas y que repetía una y otra vez.
Su entonación es impecable y sus líneas metódicas. Cuando miro estos cuadros, aún en su realismo, me trasnmiten capacidad de abstracción en el hacer del pintor, quien pacientemente y a base de repetir un ejercicio casi mecánico hace surgir las formas casi como apariciones.
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