En esta ocasión decidimos ir un poco más allá. Los niños dan por hecho (porque así es como se les enseña), la posición ante el modelo, la manera en que se pinta un cuadro, esto es, sin moverse del sitio, con el "lienzo" plantado sobre el caballete y el pintor liberando únicamente el brazo ejecutor.
Este día no fue así; la clase se convirtió en un ir y venir de los pintores, que debían observar y representar sus modelos desde diferentes puntos de vista, basándonos en los cubistas.
Se divirtieron mucho, y fue un primer paso para que cuestionen cualquier tipo de regla en el quehacer artístico.
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